Alejandro Magno (356-323 a. C.)
Personaje real, histórico, aunque fabuloso. Macedonio de nacimiento, es decir, griego en términos generales; su vida y su figura mítica es patrimonio tanto de Occidente como de Oriente donde sus hazañas y recuerdo permanecen hasta hoy.
Alejandro Magno con cuernos de carnero
Moneda helenística
Representado con un casco de cuernos (las armas animales), se dice que uno de ellos corresponde a la mitad occidental del mundo y el otro a la oriental ya que llegó con sus batallas y conquistas hasta cerca de la India donde puede verse en su arte y escultura la huella de su paso y las clases cultas llegaron a hablar y escribir en griego, lo mismo que sucedió en Egipto, Italia y Palestina. La inspiración de esta gesta gigantesca que le tocó representar es uno de los símbolos más importantes de su tiempo que unió en mutuo conocimiento las dos mitades del mundo.
Fundador de la ciudad de Alejandría, su inspiración fueron los oráculos donde las pitonisas señalaron su derrotero. Ejemplo permanente de valor, arrojo y ecuanimidad, murió, increíblemente, a la edad de treinta y tres años y fue considerado como una encarnación del dios Zeus-Amón. No se sabe con certeza qué propósito llevó a Alejandro Magno a realizar sus conquistas que incluyeron Italia, Egipto y toda la costa del Mediterráneo hasta Persia y las puertas de la India, como ya hemos señalado, pero lo que es cierto es que su pensamiento fue moldeado por su preceptor Aristóteles que fue alumno de Platón, el que a su vez lo fue de Sócrates y entre ambos conjugaron los Misterios Órficos con Pitágoras.
Así, el santuario de Apolo en Dídima, en las cercanías de Mileto, también tenía en las aguas subterráneas su elemento mediador: su fuente permaneció seca durante más de cien años, desde su saqueo por los persas hasta las campañas de Alejandro Magno, que llegó para liberar el oráculo. (D. Hernández de la Fuente, Vidas de Pitágoras, Atalanta, Vilaür, Girona 2011).