DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Cuerpo

"Oh cielo, principio de nuestra génesis, éter y aire, manos y sagrado aliento de nuestro monarca Dios, astros resplandecientes que sois los ojos de Dios, luz infatigable del Sol y de la Luna, hermanos de leche de nuestro origen, sufrimos la terrible desgracia de ser separadas de todos vosotros y, lo que es peor, tras ser arrebatadas de las cosas grandes y luminosas, de lo sagrado envolvente, de la opulenta bóveda celeste y de la felicidad participada con los dioses, vamos a ser de este modo encerradas en unos indignos y abyectos cuerpos. ¿Pero qué acto tan vergonzoso hemos podido cometer, desgraciadas de nosotras? ¿qué que pueda merecer estos castigos? ¡Pobres de nosotras!, ¡cuántos errores nos esperan!, ¡qué no habremos de hacer, a causa de la perversidad de las esperanzas, para satisfacer a un cuerpo acuoso y rápidamente disoluble! De poco nos servirán sus ojos, a unas almas que ya nunca pertenecerán a Dios, porque a través de esa cosa húmeda y redonda sólo veremos de ínfimo tamaño a nuestro progenitor el cielo, siempre estaremos gimiendo y puede que ni siquiera seamos capaces de ver." (Textos Herméticos, Extractos de Estobeo, XXIII, 34-5-6).

Para ello, mezcló y ensambló agua, fuego y tierra y, después, compuso un fermento de ácido y sal que agregó a la mezcla. (Platón, Timeo 74c-d).

En efecto, el alma está encerrada en este pesado cuerpo que encarna a tamas, la energía que nos tira hacia abajo y puede manifestarse de distintas maneras.

Porque esa materia densa, esa substancia, no es sólo lo que contiene el mundo sino que es igualmente el envase de la Shekhinah, para hablar en términos judíos que lo nominan Malkhuth, en el plano de Asiyah. También es el ser capaz de mantener el equilibrio y estar de pie, conformando una estructura, un santuario, en cuyo interior se aloja el corazón, centro del ser e igualmente de todos los mundos.

En la Tradición Hindú existen numerosas vías –y ritos– para utilizar el cuerpo en pos de una realización espiritual, desde el Tantra Yoga, a simples ejercicios de respiración, incluso el vegetarianismo, aunque todo ello es malversado y tomado en forma literal e intelectualmente grosera.

Y aún en una época donde lo material, equiparado al cuerpo, nos domina, es maravilloso que el rayo buddhi todavía ilumina lo más profundo del ser humano, y es posible recuperarlo y entregarse a él.