DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Hermes-Mercurio (gr.-lat.)

Dios griego, en particular Hermes Trismegisto, invocado en la Alejandría de los primeros siglos.

2. Las principales características de esta deidad, digna de un libro, o varios, y de la que nace toda una escuela de pensamiento esotérico egipcio-griego, cuyo dios más antiguo es el ilustre Thot, inventor del lenguaje, escritor divino de hieroglifos (jeroglíficos) y por lo tanto mensajero inspirado por los dioses y musas, son las de transmisor de los misterios y secretos de la Tradición Perenne, en esta vertiente que se prolonga bajo el patrocinio del dios griego Hermes y Hermes Trismegisto por ambas costas mediterráneas, con los que el primero se identifica.

Hermes Psicopompo (joven). Atenas.
Hermes Psicopompo (joven). Atenas

Tiene su primer apogeo por medio de autores clásicos que habían viajado a Egipto y allí recibido su iniciación, cuyos dos representantes más importantes son: el creador de las ciencias matemáticas (aritmético-geométricas) Pitágoras, y Platón, con el ideario tradicional presente en los misterios órficos y de Eleusis, encarnándose en la metafísica de los escritos de este último, y su escuela, cuyo pensamiento original es el de Sócrates, que Platón desarrolla entre sus alumnos en la Academia.

Y que nuevamente se refunda siglos después por Plutarco, Plotino, Porfirio y posteriormente Proclo, cuyo máximo brillo lo alcanza en la Alejandría grecorromana, gnóstica, neoplatónica y neopitagórica en los cuatro primeros siglos de nuestra era y que vuelve a instaurarse durante la época renacentista en la Florencia de los Médicis, gracias a los esfuerzos y oficios de Marsilio Ficino y a la que se une J. Pico de la Mirandola y otro conjunto de sabios, y cuyos epígonos llegan hasta nuestros días gracias al Hermetismo y la cadena iniciática (el hilo de oro) que los une.

Volviendo al tema inicial, o sea, a la fuente más completa capaz de darnos los elementos que caracterizan a Hermes, se trata primero de uno de los Himnos Órficos y a continuación de otro del Libro IV de los Himnos Homéricos que desde el comienzo nos presentan las características de esta deidad griega que los romanos llamaron Mercurio y los precolombinos mexicanos Quetzalcóatl (con sus mismos atributos: alas y serpiente, lo que vuela y lo que repta), así como Gucumatz, Kukulkán, en Centro América y Viracocha en América del Sur.

Hermes Kriophoros. c. 500-490 a. C., Museo de Bellas Artes, Boston.
Hermes Kriophoros. c. 500-490 a. C.,
Museo de Bellas Artes, Boston

Así le son otorgados muchos dones al hijo de Maya tal como lo describe el Himno Órfico XXVIII a él dedicado y a quien igualmente invocamos uniéndonos al mismo:

XXVIII. A HERMES

Escúchame, Hermes, mensajero de Zeus, hijo de Maya, de poderoso corazón, que presides los juegos, caudillo de los mortales, benévolo, fértil en recursos, mensajero argicida; de aladas sandalias, amante de los humanos, profeta de la palabra entre los mortales, que te complaces en los certámenes y en los engaños astutos, portaserpientes. Intérprete de todo, que procuras su ganancia a los comerciantes, eliminador de las preocupaciones; que en tus manos posees un irreprochable instrumento de paz, coriciota, afortunado, bienhechor, elocuente, socorredor en los trabajos, afectuoso con los mortales en sus necesidades, hábil y venerable arma de la lengua eres para los humanos. Escúchame en mis súplicas, otorgando un noble final de vida en nuestras labores, en el donaire de nuestra palabra y en nuestros recuerdos. (1-13).

Hermes entregando el pequeño Dionisos a Sileno (fragmento)
Hermes entregando el pequeño Dioniso a Sileno (fragmento de la pintura de un vaso).
c. 440-435 a. C. Museo grecorromano-etrusco, Vaticano

Citamos a continuación a Homero:

Canta, Musa, a Hermes, hijo de Zeus y Maya, que tutela Cilene y Arcadia, pródiga en rebaños, raudo mensajero de los inmortales, al que parió Maya, la Ninfa de hermosos bucles, tras haberse unido en amor a Zeus, ella, la diosa venerable./

/ Evitó la compañía de los dioses bienaventurados habitando en el interior de una muy umbrosa gruta. Allí el Cronión solía unirse con la Ninfa de hermosos bucles en la oscuridad de la noche, mientras el dulce sueño retenía a Hera la de níveos brazos y pasaba inadvertido a los dioses inmortales y a los hombres mortales./

/ Pero, cuando se cumplía el designio del gran Zeus y la décima luna se fijó ya en el cielo, él lo sacó a la luz y sus acciones quedaron al descubierto. Así que entonces la Ninfa parió un niño versátil, de sutil ingenio, saqueador, ladrón de vacas, caudillo de sueños, espía de la noche, vigilante de las puertas, que rápidamente iba a realizar gloriosas gestas ante los ojos de los dioses inmortales.

Por ello nos enteramos de que es un intérprete de los dioses, hijo de Zeus y de la ninfa Maya (una de las Pléyades) y que pasó inadvertido, en silencio, en secreto, invisible, tanto de los hombres como de las deidades, este niño versátil, de sutil ingenio, saqueador desde apenas nacido, caudillo de sueños, espía de la noche, con la que misteriosamente se vincula, y además guardián de las puertas del Conocimiento, y que con velocidad iba a efectuar hechos gloriosos ante los inmortales.

Y sigue el himno caracterizando sus atributos y aventuras hasta el verso 580. Sólo señalaremos algunas. La 24-27 donde se habla de la invención de la lira:

Al encontrarse allí una tortuga, logró una dicha infinita: Hermes fue en efecto el primero que se fabricó una tortuga musical.

y su primera hazaña de saqueador,

De entre ellas entonces el hijo de Maya, el vigilante Argicida, separó del rebaño cincuenta vacas de fuerte mugido. Las arreaba, descarriadas, por el terreno arenoso, trastrocando sus huellas. Pues no se olvidaba de su habilidad para engañar… (72-77). Azar.

Junto a la fabricación de las primeras sandalias,

Unas sandalias se tejió en seguida sobre las arenas de la mar, con mimbre, impensables e inimaginables, obra prodigiosa, añadiéndoles tamarices y ramas de mirto. (79-82).

Posteriormente, nada menos que la invención del fuego,

Hermes en efecto inventó por primera vez los enjutos y el fuego. Tomando muchos leños secos, los amontonó, apretados, abundantes, en un hoyo soterraño. Centelleó la llama lanzando a bastante distancia un soplo de fuego terriblemente abrasador. (112-116).

Y acerca de sus convicciones y maleabilidad,

Es mejor convivir por siempre entre los inmortales, rico, opulento, sobrado de sementeras, que estar sentado en casa, en la brumosa gruta. (170-173).

Así como sus diálogos con Apolo,

Mas ahora dime, versátil hijo de Maya, ¿acaso te acompañaron desde tu nacimiento estas prodigiosas habilidades o alguno de los inmortales o de los hombres mortales te concedió este excelente don y te enseñó el canto divino? Maravilloso es este son recién aparecido que escucho. Aseguro que no lo ha aprendido ninguno de los varones ni de los inmortales que poseen olímpicas moradas, fuera de ti, salteador, hijo de Zeus y Maya. ¿Qué habilidad es esta? ¿Qué música de irresistibles preocupaciones?

¿Cuál es el camino hacia ella? Pues francamente es posible obtener tres cosas a la vez: alegría, amor y dulce sueño. También yo, en efecto, soy compañero de las Musas del Olimpo a las que atraen los coros y la espléndida ruta del canto, la floreciente cadencia y el deseable clamor de las flautas. Pero pese a todo, jamás otra cosa atrajo tanto a mi ánimo entre las diestras habilidades de los jóvenes en los banquetes. (416-433).

Apolo, Hermes y Dioniso. Apulia.
Apolo, Hermes y Dioniso
Cerámica griega, c. 350-330 a. C., Apulia, Magna Grecia
foto: Marie-Lan Nguyen / Wikimedia Commons

Y cuando posteriormente comercia con Febo el arco y la lira,

… pues tienes de Zeus el honor de haber instituido los trueques entre los hombres en la tierra que a muchos nutre (516-518),

que le causan una gran simpatía y alegría al dios solar por lo que este le dice:

… te daré una hermosísima varita de abundancia y riqueza… (529-530).

Y a continuación el don de la adivinación (533-536) como le ha concedido anteriormente el de la invisibilidad.

Mas la adivinación, queridísimo vástago de Zeus, por la que me preguntas, es palabra divina el que no la aprenda ni siquiera otro de los inmortales. Eso lo conoce la inteligencia de Zeus…

Aunque finalmente,

… Te diré otra cosa, hijo de la gloriosísima Maya y de Zeus egidífero, raudo demon de los dioses. Hay unas venerables muchachas, hermanas de nacimiento, que se ufanan de sus raudas alas. Son tres y, con la cabeza cubierta de blanco polen, habitan su morada al pie de la garganta del Parnaso. Son maestras, por su cuenta, de una adivinación a la que, aún de niño, me dedicaba con mis vacas. Mi padre no se preocupaba de ello. Desde allí luego, volando de una parte a otra, se nutren de panales y dan cumplimiento a todas las cosas. Cuando, nutridas de rubia miel, entran en trance, consienten de buen grado en profetizar la verdad. Pero si se ven privadas del dulce manjar de los dioses, mienten entonces agitándose unas a otras. En adelante te las concedo. Y tú, interrogándolas sinceramente, regocija tu mente. Y si conocieras a algún varón mortal, a menudo podría oír tu profética voz, si tiene esa suerte. (550-568).

Además Homero también lo nombra en la Ilíada y la Odisea y en esta última se destaca especialmente su debilidad por el sexo femenino (VIII, 339); cuando Apolo le pregunta si le gustaría compartir el lecho con la diosa (Afrodita), su hermano le responde, provocando la risa de los otros olímpicos:

¡Ojalá sucediera lo que has dicho, oh soberano Apolo, que hieres de lejos! ¡Envolviéranme triple número de inextricables vínculos, y vosotros los dioses y aun las diosas todas me estuvierais mirando, con tal que yo durmiese con la áurea Afrodita!

En el capítulo II, 2 (Hermes y las Diosas) de la obra de Karl Kerényi, Hermes el Conductor de Almas puede leerse respecto al dios lo que sigue:

(…) Afrodita, hija de Urano y Hemera, es mencionada como su hermana, y este origen tiene sentido con ella. Su naturaleza procedente del dios celeste es asimismo atestiguada en Hesíodo por medio de otro relato del nacimiento de estilo mitológico originario. Su esplendor enlaza más con la naturaleza luminosa de Hemera y mucho menos con el Hermes de la nocturnidad. El ser originario de doble sexo, conocido con el término de hermafrodita desde Teofrasto, y que es asignado tanto a Hermes como a Afrodita y a su hijo, aparece en el culto ciprio de la diosa, con su aspecto masculino: como Hermafrodito. El Hermes originario no precisa ninguna historia especial de amor con Afrodita para engendrar con ella a Eros: la llevaba consigo en su propio aspecto femenino, y quizá incluso éste fuese su aspecto predominante, antes de que en él fuese estimulada la naturaleza masculina.

Hermes con el pequeño Dioniso. Praxíteles.
Hermes con el pequeño Dioniso
atribuido a Praxíteles, c. 350 a. C. (copia s. I)
Museo de Olimpia

3. El arte del augurio siguió siendo una prerrogativa aristocrática tanto en Grecia como en Roma. El "ave de largas alas" de Apolo era probablemente la propia grulla sagrada de Hermes, pues el sacerdocio de Apolo invadía constantemente el territorio de Hermes, patrono anterior de la adivinación, la literatura y las artes, como hacía el sacerdocio de Hermes con el de Pan, las Musas y Atenea. El invento de hacer fuego era atribuido a Hermes porque el girar del taladro macho en la base hembra sugería la magia fálica. (Robert Graves, Los Mitos Griegos, cap. 17).

Hermes con su caduceo (viejo).
Hermes con su caduceo (viejo)
27 a. C. - 68 d. C., Roma
Museo Metropolitano de Artet, New York

4. … De tal modo y de forma señalada sobre los demás, se referían al raudo Hermes, a cómo es un veloz mensajero para los dioses todos, y cómo llegó a Arcadia, pródiga en veneros, madre de ganados, donde dispone del recinto Cilenio. Allí, aunque era un dios, apacentaba ganados de áspero vellón, en el predio de un varón mortal. Pues florecía en él un lánguido deseo, que le había invadido, de unirse en amor con una ninfa de hermosos bucles, hija de Dríope.

Consiguió por fin una florida boda y ella le engendró, en sus moradas, a Hermes un hijo, desde el primer instante prodigioso de verse, caprípedo, bicorne, amante del ruido, de dulce sonrisa.

Huyó de un salto y abandonó al niño la nodriza, pues sintió temor cuando vio su rostro desagradable, bien barbado.

Mas el raudo Hermes lo tomó en sus brazos, acogedor. Se alegraba extraordinariamente en su fuero interno el dios. Rápidamente ganó las sedes de los inmortales, tras haber envuelto a su hijo en las espesas pieles de una liebre montaraz. Se sentó junto a Zeus y a los demás Inmortales y les presentó a su hijo. Los inmortales todos alegraron naturalmente su corazón, y en especial el báquico Dioniso. Solían llamarlo Pan porque a todos les alegró el ánimo.

Así que te saludo a ti también, soberano. Te propicio con mi canto, pero yo me acordaré además de otro canto y de ti. (Himnos Homéricos, Himno XIX, "A Pan").