DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Horror

El horror, como la belleza nos sume en un éxtasis, aunque el horror es más un vértigo, un torbellino equiparado al de los ludópatas, o mejor, al que precede al suicidio según nos narran algunos sobrevivientes de esa experiencia. Incluso es la sustancia de las pesadillas; una puerta abierta al inframundo.

Pero la posibilidad de trascenderlo está implícita en el horror mismo, el que una vez conocido por sus innumerables ataques de todo tipo, una vez degustado, nos lleva mediante el paroxismo a la iluminación de dejarlo, de no tener nada más que ver con él por repugnancia, y por entrever que no va a ningún lado y que es presa del infantilismo y simultáneamente del resentimiento y que de ello tan culpables son los unos como los otros, los oficialistas y los opositores, los pacifistas y los belicosos, los revolucionarios y los conservadores, yo y el otro, que se pierden en minucias, mientras ellos mismos que creen tener tanto poder, son utilizados como títeres por fuerzas desconocidas y mucho más poderosas, que son las que verdaderamente manejan las energías de este gran teatro del mundo.

Por eso decir que no, que uno no tiene nada que ver con eso, es decir que no al mundo y sus negocios económicos y políticos, sentimentales, ideológicos, pasionales, etc., etc. O sea negar la negación de la vida del hombre y del cosmos que hace al mundo moderno en que vivimos, en una época donde todo está desatado y que los profetas, unánimes, consideran un fin de ciclo.

Negar la negación es una iluminación; es el primer paso para un despliegue de posibilidades humanas que desconocíamos y que puede abrirnos un camino, comenzar un desarrollo, e iniciarnos en un proceso que todos los sabios del mundo en todas las Tradiciones han conocido y de lo cual han dejado testimonio y que ¡oh! sorpresa, está a nuestro alcance y disposición. Y salir así de esta infame parodia, para colmo "realista". Negar la negación es una afirmación.