DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Tarot

El Tarot es un sistema del Arte de la Memoria cuya estructura sintetiza la Cosmogonía Perenne.

Arcano 18, Tarot de Oswald Wirth, 1889.
Arcano 18, Tarot de Oswald Wirth, 1889

2. Nuestro libro Tarotcomienza de este modo: «El Tarot es un libro de Sabiduría, un medio de Conocimiento, una estructura de imágenes cambiantes, que nos permiten por su propia simbólica y su idiosincrasia comenzar a observar hechos, fenómenos y cosas dentro de nosotros y en nuestro entorno que no podríamos haberlas supuesto sino por su intermedio. En este sentido es también un libro mágico, en cuanto posee en potencia el poder transformador que permitirá a nuestros conceptos e imágenes mentales el ir sublimando su contenido, ampliando así el campo de la conciencia. En este sentido, es análogo al I Ching, y a otros oráculos tradicionales como los calendarios mesoamericanos y de otras culturas pues no sólo puede ser utilizado como instrumento de predicción, agregándole un interés existencial y vivo al que juegue con él a distintos niveles, sino que además se presenta como una síntesis de la doctrina y enseñanzas de la Tradición Hermética, la Cábala Cristiana, la Alquimia y la Tradición Unánime y Filosofía Perenne en sus aspectos cosmogónicos, teúrgicos e iniciáticos, es decir, la Gnosis Universal.»

Por otra parte Patricia Serdá, colaboradora del presente Diccionario, en un trabajo sobre este tema afirmaba:

En esta nueva edición se incluye un luminoso desplegable donde figuran estos dos modelos universales de la Ciencia Sagrada que atesora la Tradición Hermética, la propia de Occidente, emanada directamente de la Tradición Primordial y Unánime, cuyo intérprete y guía es el sorprendente dios Hermes –el que da nombre a esta Tradición–, figura universal presente en toda la historia de Occidente, el que transmite los mensajes de los dioses a los hombres y por tanto todas las Artes y Ciencias sagradas promoviendo la iniciación, siendo además el guía en el viaje post-mortem; el psicopompo.

Estos modelos, el Árbol de la Vida Sefirótico y el Tarot son despertadores de la Inteligencia, verdaderos mapas de ruta que sintetizan la simbólica actuante y viva vertida en este libro que hoy les presentamos, los que como auténticos pantáculos mágico-teúrgicos se nos revelan como intermediarios entre nosotros y lo desconocido. En esta ocasión se nos muestran ensamblados donde además de enriquecer nuestra visión, universalizando la conciencia podemos advertir que ambos obedecen a un arquetipo común, como todos los modelos sagrados, revistiendo solo en apariencia distinta forma, pues su verdadero sentido y cometido, su esencia una y única permanece idéntica siendo como es inmutable y eterna.

Arcano XXI del Tarot de Marsella
Arcano XXI del Tarot de Marsella

En el libro vemos además cómo estos vehículos de Conocimiento continúan vigentes para todos aquellos hombres y mujeres que, desengañados de esta visión literal, ilusoria, chata y sin sentido que se impone en este fin de ciclo, donde impera el punto de vista profano, quieran emprender la aventura interior, el viaje de autoconocimiento, llamado realización espiritual-intelectual, pues estos modelos nos brindan los soportes o herramientas simbólicas necesarias para poder conocer nuestra verdadera Identidad, la que a través de estos vehículos advertimos, que va mucho más allá de nuestra mera individualidad, al reflejarse en ellos el orden interno del hombre y del cosmos –los que son idénticos, a escala, y hechos a imagen y semejanza de su Creador–, siendo por tanto capaces de despertarnos a otra realidad olvidada a través de una Inteligencia viva y el fuego interno que la promueve. Nos ofrecen la posibilidad de establecer las indefinidas analogías y correspondencias, que existen entre todos los órdenes y jerarquías que la conforman. Un andamiaje que explica no sólo lo que es el cosmos sino cómo actúa mágicamente en el interior de nuestra conciencia, gracias a las distintas Artes y Ciencias herméticas que incluyen, y que son tanto alquímicas como astrológicas, numéricas, aritméticas y geométricas; pues en ellas están incluidas todas las Artes Liberales, cada una de ellas presidida por una Musa, hijas de la Memoria, llamada Mnemósine. Una de las más importantes para la Cábala es la ciencia de las letras en perfecta identidad con los números –la que da lugar a la metafísica del lenguaje– y esto es así porque esta simbólica sagrada obedece a leyes universales que el hombre no ha inventado, sino que están en la trama y urdimbre del universo y del hombre, y que por tanto la Naturaleza entera no hace sino reflejar, dada su Inmanencia divina, la que vela y revela al mismo tiempo.

El Sol. Tarot de Mantegna.
El Sol. Tarot de Mantegna

Esta Sabiduría o Filosofía Perenne se expresa en el Árbol de la Vida a modo de Emanaciones que recorren los diez inefables sefiroth, traducidos por numeraciones –en perfecto acuerdo con el sistema numeral pitagórico–, representados por círculos o esferas en la tridimensión, las que se vinculan entre sí a través de 22 senderos, y a su vez el libro sagrado y oracular del Tarot se expresa por medio de 78 láminas o cartas dibujadas a color y divididas en tres grupos: el primero consta de 22 cartulinas llamadas Arcanos Mayores y son una síntesis de toda la baraja; el segundo de 40 cartas llamadas los Arcanos Menores; y el tercero de 16 cartas llamadas de la Corte; estos modelos reflejan, sintetizan y vehiculan toda la realidad, que es una y única y que en definitiva es nuestra realidad interior, aunque lo hayamos olvidado pero que puede ser despertada poco a poco a medida que vayamos estimulando al símbolo, activándolo con nuestra contemplación activa y receptiva y cuya aprehensión promueve el despertar de la memoria del Sí Mismo, es decir, la posibilidad de identificarnos y de ser uno con todas estas ideas-fuerza de las que el símbolo es portador, las que reflejan auténticamente aquello que expresan, realidades invisibles y secretas, las que de continuo crean, conservan y transforman el universo y los innumerables seres que lo pueblan; energías descendentes y ascendentes, celestes y terrestres, que conforman nuestro verdadero Ser e Identidad.

Esto es lo mismo que advertir que hay otros mundos en este mundo, distintas lecturas de la realidad que se corresponden con estados de nuestra conciencia y que a medida que ascendemos por el Árbol son cada vez más sutiles y universales. Es a través de nuestra paciencia y perseverancia en todas estas labores de Conocimiento, que incluyen la invocación u oración del corazón, que pueden ser conocidos, revivificados, encarnados, dándonos la posibilidad de reconocernos en estos modelos revelados, que nos hacen de espejo, bajo otras formas desconocidas, asombrosas, e insospechadas, lo cual nos ayuda a desestructurar o disolver nuestra percepción vulgar y aprendida y por tanto falsa y limitada de nosotros mismos, promoviendo una verdadera transmutación y transformación alquímica del alma humana, muriendo al hombre viejo para dar nacimiento al hombre nuevo. Este aprendizaje nos enseña por tanto a leer en el Libro de la Vida al penetrar en el mundo de las Ideas universales y eternas y de sus Principios, es decir en el Conocimiento de la Cosmogonía Perenne, cuyo preámbulo es necesario para conectarnos con el ámbito de lo ilimitado y metafísico, el acceso a la verdadera Libertad; la plenitud del Ser y No-Ser simultáneamente.

Y en otro trabajo igualmente sobre el tema del Tarot y en relación con la 2ª edición del libro que comentamos, Ana Contreras destaca:

El lenguaje nos permite dar nombre a todo lo cognoscible, y así el Tarot, como Liber Mutus o libro mudo, cumple con este papel. Y el hecho que este libro sea mudo alude directamente al silencio, lo que precede o está más allá de la palabra, revelándose así el Tarot como un auténtico vehículo mágico, y que como la rueda, otra imagen simbólica del Cosmos, nos lleva a través del silencio a lo inefable, es decir que cumple el ciclo completo. Nótese, dicho sea de paso, que Tarot y Rota representan lo mismo.

Por otro lado, la superposición de Tarot y Cábala que el autor realiza en este libro es nada menos que la unión de dos vehículos mágicos, cuyas analogías facilitan sobremanera la comprensión de la Cosmogonía, ya que la colocación de los arcanos mayores y menores en los distintos mundos o planos del Árbol de la Vida provocan una verdadera apertura de la conciencia y esos instantes de lucidez constituyen valiosísimas revelaciones que nos irán iluminando gradualmente, ampliando nuestra capacidad de penetración del símbolo, siempre nuevo, sorprendente, ilimitado e insondable. Es a través de la comprensión del símbolo y de su invocación que se llega a encarnar lo simbolizado, y es precisamente esa encarnación la que aquí nos interesa, pues representa la unión de los opuestos y complementarios simbolizada en la Estrella de David, es decir la realización del Ser.

La Magia alude precisamente a la invocación, pero es primordial conocer las energías que se están invocando, y tanto el Tarot como la Cábala, que en este caso concreto van de la mano, nos permiten conocerlas, como también nos permiten discernir entre sus dos caras, la luminosa y la oculta, ya que en la Creación todo es dual. Y es que no debemos olvidar que atraer las energías es encarnarlas, por lo que es esencial realizar este trabajo desde el corazón, que nunca se equivoca.

Acerca del oráculo, quisiéramos señalar que éste se basa siempre en una estructura rítmica y cíclica, que ya viene dada por la propia Cosmogonía de cualquier tradición, y por tanto en él juega un papel esencial la reincidencia, expresada nítidamente por la figura de la espiral, o como hemos visto hace un momento, también por la carta X o Rueda de la Fortuna, la cual está mostrando la salida, como de hecho lo hace cualquier carta, pues no olvidemos que cada una de ellas es un todo y que esa salida que simboliza la liberación total es precisamente la razón de ser y el objetivo último de todo este trabajo.

El Mago. Tarot Visconti-Sforza.
El Mago. Tarot Visconti-Sforza

Se establece pues mediante el oráculo un mundo de relaciones a través de las cuales se expresan las indefinidas combinaciones de las posibilidades del Ser Universal. Estas relaciones numéricas y por tanto ordenadas según una jerarquía, a medida que van haciéndose conscientes, permiten al aprendiz de mago ir vivenciando la analogía entre micro y macrocosmos y así posibilitan la transposición de ese orden del Cosmos a nivel sensible, pudiendo de esta manera el oráculo manifestarse y ser interpretado.

Un oráculo sagrado se expresa pues a través de símbolos que reflejan una Cosmogonía, donde el mago lee e interpreta lo que ha quedado plasmado; en el caso del Tarot, en una tirada en concreto, que no está evidenciando sino un mundo de relaciones entre una estructura determinada, como puede ser el Árbol o la Cruz, etc., con todo lo que estos mandalas ya de por sí simbolizan, y la energía de los arcanos ubicados en ella.

Por otra parte, destacar asimismo que durante una lectura, nada es casualidad ni pasa desapercibido para el mago, para quien cada detalle es simbólico. Por tanto, una lectura completa de todas estas relaciones no está sino poniendo de manifiesto las energías que están en juego aquí y ahora. Esas son las cartas que a uno le ha tocado jugar en ese momento determinado, y como bien dice Federico González en su obra teatral En el Útero del Cosmos, «Conocer el juego es aprender a salir de él. Jugándolo».

Las diferentes tiradas están de hecho expresando las indefinidas formas que puede adoptar el oráculo para ofrecer una radiografía del presente, que es el único momento verdadero, pues no sólo se liga en él pasado y futuro, sino que constituye el centro mismo donde se une la horizontal con la vertical, es decir al fin y al cabo el centro del laberinto, ofreciendo así de forma única y siempre mágica la posibilidad de salir de él. Hermes o Thot acude en nuestra ayuda al ser invocado, pues no olvidemos su directa relación con este libro mudo al que da nombre, señalando como queda explícito en la carta del Enamorado, el camino del medio, es decir el camino del corazón, que no es sino de nuevo el mismo centro del Ser.