Umbral
Último obstáculo para llegar al centro, el umbral es la llave de paso a un mundo otro. Desde allí se vislumbra la magnificencia de algo diferente al plano profano el que debe ser trascendido con un simple inconveniente, que anuncia sin embargo la llegada del neófito a un nuevo espacio de su recorrido.
También es un lugar de tropiezo para aquél que quiere apresurarse o que simplemente ha entrevisto la grandeza aunque advierte el peligro de quedarse sin nada de lo que valora y no es capaz entonces de dar el paso necesario para transponer un límite que, como tal, es la puerta a lo ilimitado, la puerta del cielo según lo enunciaba el gran cabalista Chiquitilla en un libro dedicado justamente a ello.
Como ya hemos dicho tal confín es el único obstáculo para ir penetrando a distintos ámbitos iniciáticos: primero, el sobrepasar lo sublunar, luego la entrada al mundo de Apolo con todo su brillo y riqueza, etapa que aún debe ser superada hasta llegar a la esencia del Ser universal, producto sin embargo del No Ser que es la etapa final del misterioso recorrido en el espacio último donde se percibe a este Ser universal manifestado en el seno de lo que No Es para terminar su carrera con el maridaje del No Ser con el Ser, de lo Infinito con lo finito ya que para conocer lo Incognoscible necesitamos de la colaboración final que da sentido a la Manifestación. O sea, comprender la naturaleza efímera de este mundo aunque encontrándole el último sentido en aquello que no puede ser nombrado sino en términos negativos, puesto que asimismo esta posibilidad es el reflejo o la proyección de un destello desconocido que crea la unidad aritmética a partir de la Unidad metafísica dando lugar a toda creación cognoscible no sólo percibida por los sentidos sino también por el Pensamiento, la intuición intelectual, y algo que supera incluso al Ser que es Todo, y se percibe más por el corazón que por el cerebro.
2. El umbral es el límite de lo ilimitado.