DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Dioniso-Baco (gr.-lat.)

Dioniso es el nacido dos veces ya que su madre Sémele, murió antes de darlo a luz y Zeus, su padre, extrajo a Dioniso de su seno, lo cosió a su muslo y oportunamente volvió a nacer, lo cual es el símbolo general de los iniciados por excelencia.

Nacimiento de DIoniso del muslo de Zeus
   
Dioniso saliendo del muslo de Zeus, vasija griega, s. IV a. C.

Otra versión (Himnos Órficos, XXX: A Dioniso, 8-9) hace a Dioniso hijo de Zeus y Perséfone, es decir de la nieta, la hija y la esposa del dios.

Walter Otto en su libro Los Dioses de Grecia, nos dice de este dios:

Su espíritu arde con la bebida embriagante que se denominó la sangre de la tierra; sensualidad primitiva, delirio, disolución de la conciencia hasta lo ilimitado sobreviene a los suyos como un huracán; los tesoros de la tierra se abren a los extasiados. También los muertos se reúnen alrededor de Dioniso, vienen con él en la primavera, cuando trae las flores. Amor y frenesí salvajes, estremecimiento frígido y bienaventuranza se hallan lado a lado en su séquito. Todos los primitivos rasgos de la deidad de la tierra se acrecientan en él hasta lo ilimitado, pero también hasta la profundidad del pensamiento. Homero conoce muy bien la admirable figura divina. Denomina al dios el "delirante".

Esta misma condición atribuían los romanos a su dios Baco, ligándolo especialmente a las uvas y al vino extraído de ellas lo que aparece una y otra vez en su iconografía, donde se lo ve muchas veces acompañado de su séquito. En él figuran mujeres denominadas bacantes que participaban de los misterios báquicos, ritos iniciáticos donde se practicaba la embriaguez como forma de comunicación e integración con el dios.

Es probable que estas libaciones estuvieran vinculadas en sus orígenes con la Naturaleza como gran deidad, y el vino equiparado a otros líquidos vitales, como el esperma animal, la savia de las plantas y fundamentalmente con la sangre, análoga aún por su color. También lo acompañan los sátiros con serpientes en sus manos, cuya piel muda con el tiempo por lo que ellas son símbolos de la muerte y la resurrección.

Dioniso con el fondo del Vesubio
 
Pintura pompeyana que representa
el Vesubio cubierto de viñedos.
Baco-Dioniso lleva el tirso y una pantera.
Museo Nacional, Nápoles

Dioniso casose con la princesa Ariadna (Hesíodo, Teogonía, 947), célebre por haber ayudado a Teseo en el laberinto, librándolo de él.

Su origen es oriental y de allí derivó a Grecia expandiendo el culto al vino; después de su vida él mismo se inmortalizó, pasando a ser uno de los doce dioses del Olimpo. (Ver Himnos Órficos XXX e Himnos Homéricos VII).

2. Y en otra obra llamada precisamente Dioniso Walter Otto se pregunta:

¿Quién es Dioniso?

El hijo del éxtasis y del temor, de la furia desatada y de la liberación más dulce, el dios loco cuya aparición provoca el frenesí de los hombres, que ya en su concepción y nacimiento anuncia el carácter misterioso y paradójico de su naturaleza.

Y agrega más adelante:

Así el dios "nacido dos veces" parece elevarse sobre todo lo humano antes aún de su irrupción en el mundo y de haberse transformado en dios, en el dios del embriagado delirio. Y, sin embargo, al propiciador de placeres le estaban destinados padecimientos y muerte, ¡los padecimientos y muerte de un dios!

Es importante no confundir esta forma de Dioniso con el Dioniso Zagreo, el que es despedazado por los dioses, tal como Osiris, y tiene que ser reconstruido y vuelto a la vida. Aunque también es cazador como Zagreo, el despedazador de niños y adultos es a la vez cazado, por lo que puede inferirse de este dios y sus atributos la dualidad de su carácter ya que es al mismo tiempo un benefactor y un malvado, conjugándose en él las distintas fuerzas de la energía.

Suele aparecer en forma de niño y tal su nombre Dioniso, el niño dios (o mejor, Dios niño); o tocado con una careta que también representa la dualidad de su condición, divina y humana, signada en las profundidades del pensamiento y en la crueldad como forma de expresión del mal. Es decir, mostrando una dualidad aparentemente irreconciliable capaz de vertebrar cualquier aniquilación.

Baco niño. Pintura de Guido Reni
 
Baco
. Guido Reni, c. 1623
Old Masters Picture Gallery, Dresden, Alemania

Las Ménades, las Ninfas y otras mujeres celestiales o humanas enloquecían con la locura del dios, y como se sabe está directamente emparentado con el mito de Mitra, y en este sentido con el toro. En efecto, en su libro acerca de este dios, Otto agrega:

Pero no es sólo la plenitud vital y fuerza generatriz lo que convierte al toro en una de las formas que adopta Dioniso, sino también su furia, su peligrosidad. Como todas las auténticas manifestaciones del dios, también él pone de manifiesto la naturaleza doble del dispensador de vida y del aniquilador. En él el elemento de la vida se exalta hasta alcanzar la furia y el terror dionisíaco y se descarga en un asalto cuya virulencia supera con creces la rabia de las panteras y linces, los sangrientos favoritos de Dioniso. Ateneo afirma que se ha comparado a Dioniso con el toro debido a la furia que despierta la embriaguez del vino.

Y es precisamente la imagen del toro salvaje, enfurecido, la que tienen ante sus ojos sus adeptos cuando convocan a Dioniso. Las mujeres de la Élide llaman a Dioniso para que llegue "asolador", con la pezuña de toro (τῷ βοέῳ ποδὶ ϑύων), el "Soberano", el "noble toro" (ἂξιε ταῦρε). Y sin duda se refiere a lo mismo Esquilo cuando en los Edonos dice de las orgías tracias que "ciertas pavorosas apariciones atruenan con sus bramidos desde algún lugar en la sombra" (ταυρόφϑογγοι δ᾽ υποµυκῶνται ποϑεν ἐξ ἀφανοῦς φοβεροὶ µῖµοι). También en las Bacantes de Eurípides, el coro conmina al dios a que se aparezca en forma de toro.

Estos son sólo algunos aspectos de Dioniso, como fecundador de frutos y también como monstruoso y vil antropófago, sin olvidar la ebullición que muestran las Ménades y otras deidades femeninas en su entorno; asimismo su relación con la humedad generadora asociada a lo femenino y su vínculo con el falo al punto que en la iconografía algunas veces se lo identifica equivocadamente con Príapo y otras con Hermes (Hermia).

Ménades
 
Ménades. Colección Mansell, Londres

Sus divisas vegetales eran la hiedra (húmeda) y la vid cuyo fruto, el vino, agregaba un frenesí belicoso producto de su furia alcohólica.

Es, además, una deidad multiforme y que también se vincula con la muerte dado que viaja al inframundo al ser a su vez descuartizado, como ya hemos mencionado cuando aparece como Dioniso Zagreo, por ello muere dos veces, una cuando mágicamente Zeus es capaz de unirlo a su muslo y otra la que estamos comentando, con la que se corona como el dios de la muerte y como tal se celebraba en el día de los difuntos, por lo que resulta bastante claro que fuese asimismo aquél, tomado como arquetipo de las iniciaciones en los misterios, tal cual Mitra y Hermes, señalándose así, igualmente, por su vinculación con el toro, su fiereza y sus desbordes sexuales que las Ménades, contagiadas de su frenesí esparcían por doquier.

En ese aspecto y en otros relacionado con la energía múltiple de la vida y los procesos de la generación vegetal, con las cosechas y también con las tempestades, los cambios climáticos y todo lo que se relaciona con ello por ejemplo un grano de trigo que se exhibía del mismo modo que en otros ritos de la fecundidad y la generación. Tal el neófito que pasa a ser una planta nueva en el jardín invisible del Universo.

El pequeño Dionisio sobre las rodillas de una ninfa
 
El pequeño Dionisio sobre las rodillas de una ninfa.
Detalle de un fresco que ilustra los misterios dionisíacos, Roma, 19 a. C.
Museo Nazionale Romano.

Iconográficamente se le suele representar como un niño o joven imberbe siempre acompañado de las Ménades, sus Musas. También ya mayor y barbado y con aspecto insolente de loco de atar, casi siempre la expresión de una dualidad irreconciliable o que debemos conciliar. Iniciación.

Más que cualquiera de los restantes dioses griegos, Dioniso nos asombra por la novedad de sus epifanías, por la variedad de sus transformaciones. Siempre está en movimiento. Penetra por todas partes, en todos los países, en los pueblos, en todos los ambientes religiosos, dispuesto a asociarse con diversas divinidades a veces antagónicas (por ejemplo, Deméter y Apolo). Es ciertamente el único Dios griego que, al manifestarse bajo diferentes aspectos, asombra y atrae tanto a los campesinos como a las minorías intelectuales, a los políticos y a los contemplativos, a los orgiásticos y a los ascetas. La embriaguez, el erotismo, la fecundidad universal, pero al mismo tiempo las experiencias inolvidables provocadas por la llegada periódica de los muertos o por la manía, por la inmersión en la inconciencia animal o por el éxtasis del enthousiasmos: todos estos terrores y revelaciones brotan de un sola y misma fuente: la presencia del dios. Su modo de ser expresa la unidad paradójica de la vida y de la muerte. Todo esto hace que Dioniso se presente como un tipo radicalmente distinto de los olímpicos. ¿Es un dios más cercano a los hombres que las demás divinidades? En todo caso, no era difícil acercarse a él y hasta cabía la posibilidad de convertirse en su encarnación; el éxtasis de la manía demostraba que era posible superar la condición humana. (Mircea Eliade, Historia de las creencias y las ideas religiosas I).

Triunfo de Baco. Susa s. III.
 
Triunfo de Baco, Susa, s. III

Se lo suele representar con su séquito en torno a su carro triunfal pero también con un desfile teatral, de → phlyax y también de otros sorprendentes individuos que son nada menos que los dioses puestos en acción por los actores teatrales. Y cabe destacar en este caso la vinculación directa entre el dios del vino y de la alegría y la prosperidad representadas por Dioniso, al que siguen como en fila india todos los demás héroes que esta alegre chusma momentáneamente encarnaba y por lo mismo la relación de estos con el teatro ya que bailaban y actuaban de modo un tanto demencial, y esto nos muestra una vez más la importantísima presencia del teatro en nuestra civilización y cultura hoy tan seria y estucada. Esta forma insolente de encarnar lo sagrado era por tanto habitual pero sorprende que hubiera sido tan popular, a los efectos de haber consolidado una cerámica que toca todos estos personajes y es parcialmente numerosa y muy propia, en cuanto al suelto estilo con que está efectuada, como es la de Paestum en la Magna Grecia (100 km al sur de Nápoles) donde estos se encuentran figurados en recipientes de uso diario aptos para contener vino, aceite, y otras muchas cosas. Es muy interesante seguir los catálogos de imágenes de los vasos, desentrañar las escenas vinculadas con la mitología, uniéndolas unas a las otras por sus motivos como si fueran un "cómic" de las andanzas de los desfiles de Dioniso y las payasadas de los phlyax y de sus parlamentos llenos de vulgaridades pues aunque no tenemos sus textos ya se puede imaginar el lector a qué tipo de obra están relacionados. Misterio Vino.